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4 cualidades para gestionar tus emociones como emprendedora.

En pocas palabras

La inteligencia emocional es identificar, comprender y regular las emociones tanto propias como la de los demás, nos permite llevar una vida plena, tomar mejores decisiones, aumentando la motivación y reduciendo el estrés.

Entre los elementos esenciales para gestionar las emociones podemos mencionar el autoconocimiento, empatía, resiliencia, sentir e incluso saber cuando decir no.

Las señales

¿Te encuentras en baja motivación? ¿Sientes que tus metas no están cercanas? ¿Cuántas veces tu ira ha ganado la batalla? O bien, ¿Cuántas veces has perdido la batalla? ¿Las emociones lideran la mayoría de tus situaciones? 

Si la mayoría de las respuestas han sido afirmativas debemos decirte que necesitas urgentemente de trabajar tu inteligencia emocional y gestionar las emociones de tu día a día, cuando un emprendedor está recorriendo su camino hacia el éxito deberá afrontar adversidad, adentrarse a la incertidumbre y tomar decisiones adecuadas.

Para lograr todo lo anterior necesita identificar, entender y gestionar el nivel de sus emociones, así como el papel que tendrán en su día laboral, de acuerdo con Forbes el 80% de los resultados se ven afectados por la inteligencia emocional.

El primer paso para gestionar y regular nuestras emociones es reforzando nuestra inteligencia emocional, a lo largo de este artículo contemplaremos signos, cualidades y competencias emocionales que necesitas para empezar.

Todo es un conjunto

Las emociones, los sentimientos, son recursos fundamentales con los que contamos los seres humanos para hacer cosas, o para evitarlas, todo lo que involucra el sentir eso solo la primera parte para poder actuar, movernos y ver el mundo a nuestro modo para entonces encontrar lo que todos buscan: motivación. 

La inteligencia emocional es el conjunto del desarrollo de competencias y capacidades que nos harán tener las posibilidades de éxito o fracaso ante un proyecto emprendedor, pues implica saber hacer las cosas y cómo hacerlas. 

Un concepto que surgió en los años 80 ‘s por el psicólogo Daniel Goleman, quien definió a la inteligencia emocional como la habilidad de identificar, comprender y regular las emociones tanto propias como la de los demás.

Algunos de los beneficios al trabajar nuestra inteligencia emocional impacta de manera directa no solo a la manera en que llevamos la vida, sino también en la calidad de la misma y el rendimiento que tenemos a lo largo de los diferentes ámbitos que la conforman.

La inteligencia emocional nos permite conocernos de una mejor manera para trabajar nuestra confianza y autoestima, de igual manera, nos ayuda a tomar mejores decisiones al pensar mejor controlando las emociones dejando a un lado los impulsos. Una buena gestión emocional ayuda a dejar los posibles escenarios poco probables reduciendo el estrés y aumentando la motivación para el alcance de nuestras metas.

Por último, favorece las relaciones interpersonales al ser capaces de reconocer y entender las emociones de los demás logrando tener un comportamiento clave para poder relacionarnos de mejor manera.

Si bien antes de continuar en el tema de gestión de emociones debemos pensar:

  1. ¿Qué emociones predominan?
  2. ¿Qué sentimiento tengo durante el día?
  3. ¿Cuál es mi estado de ánimo en mis diferentes actividades?

“Cuando digo controlar las emociones, quiero decir las emociones realmente estresantes e incapacitantes. Sentir emociones es lo que hace a nuestra vida rica” 

Daniel Goleman

Una diferencia: emoción, sentimiento y estado

De acuerdo con el best releer Inteligencia Emocional por Daniel Goleman, las emociones son impulsos que nos llevan a actuar, son programaciones de actuación que son dotados a causa de un largo proceso evolutivo. 

Si bien, para desencadenar las diferentes emociones que conocemos necesitamos de seis emociones básicas, de acuerdo con la rueda de emociones de Plutchik son las siguientes:

  • Miedo: ansioso, inseguro, asustado, humillado, preocupado, agobiado, etc.
  • Ira: amenazado, distante, frustrado, furioso, celoso, introvertido, etc.
  • Asco: decepcionado, horrible, disconforme, odioso, etc.
  • Tristeza: abandono, deprimido, desesperado, avergonzado, arrepentido, etc.
  • Felicidad: alegre, entusiasmado, optimista, orgulloso, eufórico, curioso, etc.
  • Sorpresa: confundido, entusiasmado, conmocionado, perplejo, desilusionado, etc. 

 

Por otro lado, el surgimiento de un sentimiento es el conjunto de nuestra emoción con un pensamiento acerca de lo que sucede en ese momento, así mismo, un sentimiento forma parte de nuestro cerebro y surge a la hora de reaccionar hacia ciertas situaciones de la vida.

Mientras que un estado de ánimo de acuerdo con el psiquiatra francés Christophe André es todo aquello que tomo conciencia cuando salgo de los automatismos cotidianos. Aquello que identifico cuando me observo.  Un estado de ánimo es variable, pues la actitud y disposiciones ante nuestras emociones, a diferencia de una emoción, un estado de ánimo se encuentra de forma permanente. 

Signos de una inteligencia emocional alta

Pensar antes de reaccionar

Una de las primeras señales de una persona con inteligencia emocional alta es su capacidad para poder analizar la situación para pensar en el mejor medio para reaccionar, si bien, las emociones contienen información que aportan al funcionamiento personal y social, sin una regulación podría abrumarnos. 

Desafío antes de situación

La inteligencia emocional permite dejar de ver las situaciones nuevas con emociones y un panorama negativo a verlas como un desafío con emociones positivas que nos ayudarán a perseverar.

Modificar antes de huir

Una persona cuando sufre un ataque de ansiedad o niveles altos de ira lo primero que piensa es en huir mientras una persona con inteligencia emocional busca cambiar o bajar los niveles de intensidad conforme a dicha emoción para mejorar el desempeño, aumentar la concentración y sobrellevar la situación de una manera favorable para ella. 

4 cualidades emocionales para gestionar emociones

Para poder dar un servicio al cliente, formar una relación con la comunidad, saber negociar y vender nuestra marca requiere de alcanzar objetivos y metas con ayuda de un factor esencial: relacionarnos con uno mismo.

De acuerdo con los expertos las competencias emocionales son el conjunto de capacidades, habilidades, conocimientos y actitudes necesarias para comprender, expresar y regular nuestras emociones. Entre las competencias tanto personales como sociales para emprendedores podemos encontrarnos con los siguientes:

Conciencia de uno mismo

Esto involucra darle nombre a cada una de nuestras emociones y estados de ánimo, así como reconocer la causa de las emociones, identificar y validar nuestro sentir como tener la confianza en nosotros. 

  • ¿Qué emociones siento?
  • ¿Cómo me hace sentir emocional y físicamente?
  • ¿Cómo me gustaría estar? 
Empatía como clave

Para nutrir las relaciones y construirlas a futuro debemos tener empatía, el cual en palabras sencillas es ponerse en los zapatos del otro, esto implica, escuchar, entender y tener conciencia de las emociones y sentimientos de los demás.

De acuerdo con Daniel Goleman los cuatro factores para trabajar nuestra empatía consiste en:

  • Compresión de los demás.
  • Disposición al servicio
  • Identificación de las posibilidades
  • Conciencia política.
Resiliencia

Un emprendedor debe ser capaz de sobreponerse a situaciones difíciles durante su camino y al mismo tiempo esto genera una inestabilidad emocional al que debemos estar preparados, la manera de gestionar las emociones de manera resiliente y con inteligencia es haciendo las preguntas correctas:

  • ¿De esto que puedo aprender?
  • ¿Qué cualidades y aptitudes necesito?
  • ¿Qué actitud voy a sobreponer?
  • ¿Cómo puede pasar de un desafío a un logro?
Decir NO

Cuando estamos iniciando un proyecto nos cuesta decir no para obtener relaciones a futuro, para no quedar mal y pensar excesivamente en los demás, si bien, las personas con inteligencia emocional saben cuales son sus límites y hasta dónde llevar sus responsabilidades. El poder decir no cuando creemos que es necesario nos habla de alguien que prioriza su persona, responsabilidades, compromisos y metas. 

Gestiona tus emociones

Sentir una emoción es inevitable, si bien, gestionar la emoción no implica eliminarla o controlarla, sino, canalizar el nivel de las emociones tanto positivas como negativas, al ser capaces de gestionar las emociones durante nuestro día a día nos ayuda a saber actuar ante las diferentes situaciones favorables o desfavorables.

1. Ninguna emoción es mala

Existen emociones positivas y negativas, sin embargo, ambas emociones tienen una razón de ser, por lo cual, considerar que las negativas son una limitante es un error, un ejemplo es el miedo a una emoción de respuesta ante alguna amenaza, sin embargo, el miedo nos permite mejorar, actuar y crear conductas de supervivencia. 

Una de las claves para gestionar las emociones es lograr interpretar el mensaje que cada emoción nos atrae en las situaciones particulares para entonces tomar una guía de qué hacer y cómo hacerlo.

2. Permítete sentir 

Una realidad es que nadie nos enseña a gestionar las emociones desde que surgen, algunos nos mencionan que emociones no debemos sentir mientras otras que no debemos sentir culpa, pero en realidad las emociones no desaparecen porque sí, por lo cual reprimir las emociones no es el camino para gestionar las emociones. 

Lo importante es aceptar, identificar, expresar y liberar las emociones para sí gestionarlas, aceptar es el camino.

3. Selecciona tus pensamientos

Uno de los factores más importantes a la hora de gestionar emociones involucra los pensamientos que formamos que darán resultado a nuestro sentimiento, nuestro diálogo interno debe ir alineado al resultado que buscamos, es decir, el pensamiento no es la realidad, el pensamiento correcta es aquel que te lleve al objeto o meta, no el que te nuble las oportunidades.



Panorama final

Al trabajar la gestión de nuestras emociones identificando y reconociendo de una manera inteligente logramos un equilibrio y armonía entre los diferentes aspectos de nuestras vidas, al validar nuestras emociones podemos encontrarnos con una versión de nosotros mismos más seguros, productivos, creativos, capaces y plenos. 

“Cambia tu atención y cambiarás tus emociones. Cambia tu emoción y tu atención cambiará de lugar”

Frederick Dodson

 

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